Las “energías místicas”..... ¿Del pasado?

Author: Gerardo P. Taber /

Es realmente sorprendente la cantidad de gente que se reúne los días del equinoccio de primavera en algunas zonas arqueológicas de México, para recibir las “buena vibra”, siempre me he preguntado. ¿La buena vibra de que? En mi muy particular punto de vista siempre he considerado estas acciones más como una“pose” para tratar de emular a un arquetipo New Age prefabricado. Esta apreciación la he visto refirmada a través de los años pues he observado que en los medios publicitarios y aún en anuncios de la Secretaria de Turismo cuando se toca el asunto de la promoción de las zonas arqueológicas generalmente se muestra a una pareja de gente “bonita” (con marcado tipo anglosajón) enfundados en su ropa de diseñador línea “Adventure” la cual viajo de “Weekend” en su camioneta tipo “Land Rover” a las zonas arqueológicas “Nice” para ponerse en contacto con sus “raíces” practicando yoga en la primer estructura reconstruida que se encuentran y terminando el día comparándole artesanías a las “inditas.”

No es que tenga nada de malo hacer esto (Hey, por Dios, yo soy descendiente de familia alemana, por lo tanto soy “güero de ojo azul”) pero me parece nefasto que la vertiente “Yuppie-esotérica-light” sea la que se imponga y peor aun que sea convierta en un modelo a seguir, pues estas posturas más que despertar un genuino interese en las personas por conocer las culturas del pasado hace que la gente considere a las “pirámides” como “las grandes guardianas del conocimiento oculto” olvidando que estas estructuras son el reflejo de una sociedad que se tuvo que adaptar a su medio ambiente; es por eso que conocían los “secretos” de la naturaleza, como ver nubarrones en el cielo y saber que va a llover, saber que si te muerde una serpiente venenosa te puedes morir, como sembrar, como cosechar…conocimiento esotérico sin duda alguna.

En este comunicado de prensa la Dra. Johanna Broda creo que pone las cosas en claro, habrá que esperar al siguiente año para ver si el número de visitantes asciende o desciende, yo por mi parte me gustaría pasar el siguiente 21 de Marzo igual que el de este año; en estado de ebriedad con mi buen amigo Fate.



"Las costumbres de vestir de blanco y con los pies descalzos para 'cargarse de energía', es una cuestión moderna que no está basada en los estudios del México Prehispánico".

Salvo El Castillo en Chichén Itzá, en México ninguna edificación prehispánica tiene una ubicación precisa respecto a los cuatro puntos cardinales, razón por la cual el fenómeno solar del equinoccio de primavera carece de "efectos benéficos" para quienes acuden con este fin a las zonas arqueológicas el 21 de marzo.
Este desconocimiento ha llevado a que México sea uno de los pocos del mundo en que miles de personas arriban a las cumbres de las pirámides con dicha creencia. Fenómeno antropológico que ha ido en aumento en los últimos 20 años ante el surgimiento de grupos esotéricos.
Según un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Johanna Broda, especialista en arqueoastronomía, indicó que las inexactitudes que presentan las edificaciones prehispánicas fueron totalmente deliberadas y no respondían a acontecimientos como los equinoccios.
"Hay pocos edificios o estructuras con la orientación norte-sur, este-oeste; las orientaciones respondían a cuestiones calendáricas que los sacerdotes astrónomos detectaban como importantes", precisó.
"Entonces no necesariamente tenían que ver con la celebración de fenómenos astronómicos, por ello el equinoccio no se refleja en los edificios", subrayó.
Enfatizó que uno de los sitios en los que sí se produce este evento es en el Castillo de Chichén Itzá, donde se ve una proyección solar en forma de serpiente que desciende, porque cuenta con una buena orientación que permite el juego visual de sombras.
Broda, maestra de posgrado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, explicó que la disposición de las edificaciones prehispánicas está vinculada a lo que se denomina calendarios de horizonte, a través de los cuales se rastreaba la salida del sol sobre el horizonte a lo largo del año, y cuyo origen se tiene documentado hacia el primer milenio a.C.
Con el calendario mesoamericano lo que se determinaba eran los solsticios; también era la base para el ciclo agrícola y para las actividades económicas, como el pago del tributo.
Para las culturas antiguas de Mesoamérica, al igual que en el resto de las civilizaciones, la astronomía fue una de las primeras ciencias que surgieron estrechamente vinculadas con las matemáticas, la geometría y la observación de la naturaleza.
En este sentido, a pesar de carecer de instrumentos sofisticados, lograron el desarrollo de la astronomía a través de la arquitectura, como fue el caso de la creación de observatorios.
Entre las evidencias de este tipo de instrumentos para la observación astronómica se encuentran las estructuras halladas en Monte Albán, Chichén Itzá, Mayapan, Xochicalco y recientemente en Teotihuacan, comentó la también investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, luego de indicar que no se sabe con exactitud cuántos observatorios se crearon en Mesoamérica.
Tales observatorios, dijo, fueron construidos con la finalidad de ver los solsticios y los pasos del astro rey por el cenit -etapa en la que el Sol a mediodía se encuentra verticalmente sobre la latitud del observador-, cuyo evento se suscita dos veces al año.
Johanna Broda señaló que fue durante el periodo Clásico cuando las antiguas culturas alcanzaron el mayor auge en el desarrollo de la astronomía, mediante el uso de la cuenta larga, consistente en una cuenta calendárica, a partir de una fecha cero, y cuya aportación fue hecha por los mayas.
En torno a las ceremonias que las antiguas culturas efectuaban en fechas particulares y que estaban vinculadas con el ciclo agrícola, la antropóloga comentó que estos rituales estaban relacionados a la religión.
"Por ejemplo, el calendario mesomericano tenía 18 celebraciones anuales, que se hacían cada 20 días. Para estas fechas de marzo la que correspondería sería la de Tlacaxipehualiztli de Xipe-Totec, pero relacionarla directamente con el equinoccio sería algo sobreinterpretado", señaló.
"Las costumbres de vestir de blanco y con los pies descalzos para 'cargarse de energía', es una cuestión moderna que no está basada en los estudios del México Prehispánico", sentenció la investigadora, luego de indicar que esta moda ha ido en aumento en las últimas dos décadas, y cada año con una mayor convocatoria.
"Este fenómeno es interesante, porque en México siempre ha existido ese interés en la astronomía y el calendario, en comparación con otras naciones del mundo, donde no es tan atractiva esa costumbre de ascender a los monumentos antiguos el 21 de marzo", comentó.
"Por un lado es positivo que haya ese interés de la gente de relacionarse con la naturaleza, el Sol, la tierra y con las culturas prehispánicas. También que puedan acceder a las zonas arqueológicas", consideró la especialista.
Finalmente señaló que es muy delicado este último punto debido a que ante la llegada multitudinaria de visitantes se genera un problema grave desde el punto de vista de la conservación, y por consiguiente se deben tomar medidas para protegerlas.

Publicado: Viernes 17 de Marzo de 2006 a las 19:57 hrs.
Por Redacción Notimex Ciudad de México